El Norte no olvidará: Homenaje a los caídos en Juego de Tronos #InMemoriamGOT

martes, marzo 25, 2014 | Comments

Si buscas esperanza, has venido al lugar equivocado.

ADVERTENCIA: SERIOS SPOILERS EN ESTAS IMÁGENES.

¿Sientes eso? Son millones de corazones, latiendo de emoción, mientras el 6 de abril se acerca inexorable, y con él, el estreno de la cuarta temporada de Juego de Tronos, un hito que sus fanáticos esperamos con sentimientos mezclados, pues si algo ha demostrado George R. R. Martin, es que nadie en Westeros está a salvo. Viejo coñoemadre…

 

La última temporada en particular nos dejó a todos en busca de terapia profesional, gracias al trauma que fue la Boda Roja. Para la cuarta temporada, tanto el equipo como el elenco han prometido un baño de sangre, así que sé que al menos uno de mis favoritos morirá. Mientras ese aciago pero seguramente glorioso momento llega, HBO comisionó al ilustrador Richard Ball a hacer estas increíbles imágenes de los que han caído en el camino al Trono de Hierro. Así que, obviamente, si no has visto las últimas tres temporadas, AQUÍ VAN A HABER SPOILERS. DEJA DE VER AHORA. ESTÁS AVISAD@.

Ahora, si estás actualizado y tienes tu propio talento, ¿qué tal si lo compartes al mundo? Has tu propia ilustración sobre las increíbles muertes en Westeros, y envía un mensaje privado a la página de Facebook de Juego de Tronos. (No, no se aceptan artes sobre la muerte del rey Joffrey. No sería justo, todos lo queremos.)

ÚLTIMA OPORTUNIDAD.

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Notarán que falta un homenaje a la Boda Roja. Ahí les dejo una idea pues.

 

Juego de Tronos estrena su cuarta temporada el 6 de abril a las 9 de la noche, simultáneamente por HBO y Cinemax. Aquí les dejo el trailer.

 

Matthew McConaughey: El nuevo Lázaro de Hollywood

martes, marzo 11, 2014 | Comments

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Con el final de True Detective de HBO aún fresco en nuestras mentes, creo que casi todos podemos estar de acuerdo que presenciamos un más que adecuado –me atrevo a decir que casi perfecto—final para un increíble año, lleno de sorpresas que jamás nos imaginábamos. No me refiero a la serie en sí, de por sí una de las mejores en un canal que ya ha estado repleto de series increíbles, sino al año de antología que tuvo uno de sus protagonistas: Matthew McConaughey.

Yo siempre me consideré fan del chico de Texas, qué con su actitud de constante sonrisa y encanto sureño, además que siempre consideré que tenía un talento para explotar. Ir de tú a tú con Kevin Spacey y Samuel L. Jackson en A Time To Kill y trabajar con Spielberg para destacarse con Morgan Freeman y Anthony Hopkins en Amistad no es cualquier cosa. Y todos asumimos –y a él no le importa—que “all right, all right, all right” es el slogan de los “stoners” gracias a su personaje en Dazed and Confused. Pocos recuerdan que era parte de la perturbadora familia de la primera Masacre en Texas, y aún menos han visto Lone Star, donde interpreta a un sheriff en un pueblo de frontera que sería el padre de Chris Cooper, si lo pueden creer, una actuación que todos ya la llamaban la mejor de todas. Si a eso le añades que logró robarle escenas a Bill Murray como un demente tramposo en la comedia con un elefante Big Bertha, podemos decir, en resumen, el hombre pareciera que siempre tuvo el talento.

Pero sólo se le puede aguantar un número de decepciones antes que pierdas la fe. De repente, Matthew –su persona me impide dirigirme a él por su apellido, aunque igual lo trato con respeto—decidió que lo suyo era ser galán de comedias románticas. O héroe de acción. Y empezó a escoger algunos proyectos que nadie puede entender, dado su actual status. Algunas funcionaron, a pesar de los críticos –How To Lose A Guy In 10 Days hizo 177 millones de dólares en 2003, en gran parte por la auténtica química y la otra que necesita una resurrección, Kate Hudson—pero en general, los primeros diez años del siglo XXI parecían condenarlo al olvido. Digo, miren esta lista: The Wedding Planner, con Jennifer López (pa’ qué mais); Fool’s Gold, tratando de repetir con Kate Hudson y fallando descaradamente; Failure To Launch, que no hizo nada para convencer a Sarah Jessica Parker que lo suyo es Sex and The City y más nada; la extrañísima Tiptoes, donde, se los juro por Dios, interpreta a un hombre de estatura normal cuyo hermano es un enano interpretado por Gary Oldman; una abominable adaptación de Un Cuento de Navidad llamada Ghosts of Girlfriends Past que hasta a mí me durmio; la muy fallida adaptación de la exitosa novela de Thomas Dean Donnelly, Sahara (que al menos lo dejó brevemente empatado con Penélope Cruz). Y eso que no he mencionado la floja pero inofensiva EdTV y la MUY floja Two for The Money, que para rematar contaba con Al Pacino y no se salvó.

Creo que sólo fueron los breves momentos de luz en esos primeros años que realmente lo salvaron de acompañar a Cuba Gooding, Jr., a lo directo a video casero, como fue su divertidísima actuación en Tropic Thunder y su completa transformación a machote en la absurda pero entretenida Reign of Fire con Christian Bale y muchos dragones, una película que yo estoy consciente no es gran vaina pero a mí me encanta igual. La subestimada Lincoln Lawyer, basada en el best-seller de Michael Connelly, fue el primer intento en tratar de recuperar algo de su autoestima, pero como casi nadie la vio, pues todos la olvidaron (y no deberían; no tiene nada de extraordinaria pero es bastante interesante de ver). Justo después de eso, tuvo una buena participación en la comedia negra Bernie, de Richard Linklater, pero Jack Black le roba toda la atención como el protagonista.

Así que todos ponen a Killer Joe como la primera película que marca el inicio de la “McConnección” (“McConnaissance” en inglés; gracias The New Yorker), una serie de películas menores donde Matthew finalmente demostró que era mucho más que el galán superficial al que nos tenía acostumbrados. Dirigida nada menos que por William Friedkin, el mismo de pequeñeces como El Exorcista y Contacto en Francia, puso a Matthew en un papel tan absolutamente contrario, opuesto, a lo que estábamos acostumbrados de él, que los críticos tuvieron que tomarlo en cuenta. Interpreta a un asesino a sueldo que por si fuera poco es policía contratado para matar a una malévola madre, y por lo visto está aún más loco que ella.


Entró en territorio más familiar en Magic Mike, de Steven Soderbergh, donde interpretó al dueño de un club de strippers donde actúa el personaje titular (Channing Tatum). Muchos consideran que sin duda David Woodersopn de Dazed and Confused creció para convertirse en Dallas; lo que a muchos les sorprende es que este fue el primer papel que muchos pensaban le daría su primera nominación al Oscar.


Como para demostrar que seguía siendo él, apareció en un par de episodios de la comedia de Danny McBride Eastbound and Down (creo que a nadie le debe sorprender que prestó su voz para un episodio de la serie animada King Of The Hill, por cierto), pero luego vendría la que ahora se dice es la actuación de su vida, en Mud, de Jeff Nichols, un director independiente que lentamente se está ganando un puesto de honor en el cine independiente gracias a películas como Shotgun Stories, Take Shelter y ahora esta. Narra la historia de dos niños que consiguen un barco en un árbol, y en él consiguen a un fugitivo, que está buscando a su amada (Reese Witherspoon) para escapar de hombres que lo quieren muerto. Los críticos terminaron de enamorarse de Matthew gracias a su papel de Mud; la película tiene un increíble 98% de aceptación en Rotten Tomatoes, y hasta a los que dicen que no les gusta la película dicen que su actuación sigue siendo increíble.


Justo antes de coronarse como es debido, Matthew nos mostró un pedacito de cosas por venir. Sí, Leonardo di Caprio dio la actuación de su vida en The Wolf of Wall Street de Martin Scorsese –la sola escena de los Quaaludes es una de las mejores de los últimos diez años—y es señal que el hombre aún tiene muchísimo que ofrecer en el futuro, incluyendo un muy merecido Oscar, pero así como Bill Murray, fue víctima de un robo de escena descarado y flagrante. Lo único que lamento es que no esté en YouTube subtitulado, pero aquí está, en todo su gloriosa, descarada, inmoral y endemoniadamente completo esplendor. Este es mi nuevo ritual para relajarme (por cierto, es lo que Matthew hace antes de arrancar una escena; a Leo le pareció tan divertido que le sugirió que lo hiciera en la escena).


Y llegamos a su momento de triunfo, tanto para él como para el amigo de Venezuela, Jared Leto, donde el hombre aplicó “el método” para interpretar a Ron Woodruff, un electricista y jinete de rodeo bonchón y homófobo que descubrió que tenía SIDA al inicio de la pandemia en los 90, le dan 30 días de vida, y se convirtió en un proveedor de drogas no aprobadas por la FDA para pacientes seropositivos, y demostrando que lo dijo es cierto: “No hay nada allá afuera que pueda matar en 30 días a Ron Woodruff”. Matthew perdió 20 kilos, impresionante para un tipo que hasta ese momento era famoso por andar sans camisa, y se entregó en cuerpo y alma para interpretar a Ron, en una actuación que es a la vez increíblemente humana y extrañamente conmovedora. Y recuerden, esta es una historia real. Gracias a Dallas Buyers Club, Matthew arrasó en todos los premios: ganó el Globo de Oro, el SAG y, por supuesto, el Oscar. Leo tenía chance, sí, pero no mucho, después de esto.


Claro, eso fue en el cine, pero Matthew también aprovechó de debutar en televisión al lado de su viejo compañero de EdTV, Woody Harrelson (otro actor con fama de payaso, cortesía de la serie Cheers, que también sorprendió con papeles como su nominado al Oscar en The People vs. Larry Flynt) en la serie del otrora novelista Nick Pizzolato True Detective. Cada uno de sus ocho capítulos es una película en miniatura, y aquí sí es verdad que Matthew está en otro nivel. Rust Cohle es un hombre profundamente perturbado, a la vez que un brillante detective, y la serie tiene además el reconocimiento adicional que Matthew sólo esboza una mini sonrisa en los minutos finales del último capítulo, que además incluye la escena que probablemente le dará un Emmy para acompañar su Oscar. Háganse un favor y terminen de verla, en especial porque, aunque Pizzolato retuvo los derechos literarios para sus personajes, esta es una serie por temporadas; ya para la siguiente temporada no estarán ni Matthew ni Woody.


Por supuesto muchos se preguntan es, ¿qué pasó? ¿Cómo un tipo que parecía condenado a ser el sueño de las mujeres ya se ganó aún a los críticos más duros? Cuando uno recuerda las actuaciones de Lone Star, Amistad y afines, uno se da cuenta que siempre el talento estuvo allí. ¿Por qué entonces la retahíla de comedias románticas y, oh por Dios, Tiptoes? Obvio que al que hay que preguntarle es al propio Matthew, y aún no hay una entrevista a fondo donde lo explique. Pero puede ser algo tan sencillo como un cambio de representante que le trajo mejores proyectos. Mi teoría es que ya el pana tiene 44 años, cerca de los 45. Se ve igualito que hace 20 años, pero tiene que estar consciente que no toda la vida va a poder ser el niño bonito de la partida. Entonces empezó a escoger papeles que le exigieran un esfuerzo, que mostraran que aún puede ser un nuevo Paul Newman, como se le consideraba en los primeros días de su carrera.

Sea cual sea el motivo, creo que todos podemos estar de acuerdo que el hombre está en un punto dorado en su carrera que por lo visto sólo va a mejorar. Se rumora que ya está listo para Magic Mike 2, y este año se da una vuelta por la ciencia ficción, de la mano nada menos que de Christopher Nolan, con Interstellar. Definitivamente puedo decirle, “Vuelve acá, Matthew. Todo está perdonado”.


Ah, y por si acaso alguna vez se le infla demasiado el ego, este tuit que salió el día que ganó el Oscar le debe servir de recordatorio: alguna vez tuvo una época oscura.

Oscar dio lo suyo en medio de todo

lunes, marzo 03, 2014 | Comments


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Este fue el primer año en que no estaba 100% emocionado de sentarme a ver la entrega de los premios más importantes del cine (de hecho, fue una primera vez para muchas cosas…) A Dios gracias, la 86a entrega de los Premios de la Academia fue la ceremonia más divertida de los últimos diez años, en gran parte debido al encanto de Ellen DeGenneres y de unos cuantos momentos clave.

Pero en primer lugar, sería irresponsable si no digo lo que todo venezolano que estaba viendo la ceremonia anoche no estaba pensando. Apenas unas horas antes, por 17mo día seguido, la Guardia Nacional estaba reprimiendo una protesta en Altamira, la calladita comunidad de la Colonia Tovar en Aragua pasaba su quinto día siendo no tan calladita, y justo durante la premiación, la ciudad oriental de Maturín se unió tanto en protesta como en represión. Han sido 17 días –un mes para la gente de San Cristóbal—sumamente duros para Venezuela, en medio de protestas que exigen al Gobierno que atienda las necesidades que sienten que no ha atendido, que ya le ha costado, de una forma a otra, la vida a 18 personas y la dignidad a por lo menos 33, que denuncian torturas.

Todo eso estaba en mi mente ayer, especialmente porque en mi verdadero trabajo es mi deber estar pendiente de cada detalle y reportarlo. Han sido más de dos semanas de poco sueño y mucha tensión. He tratado de cumplir mi trabajo como mejor he podido, con sus fallas y tropiezos y mis aciertos y ganadas. No miento cuando les digo, tanto yo como muchos otros necesitábamos el escape de ayer. Fue una forma de cargar pilas, listo para otra semana en la que las protestas continuarán. No me siento mal por haberlas visto, pues no es como si he estado sentado leyendo Twitter y horrorizándome por lo que pasó pero sin tomar parte del asunto.

Así que como ya dije, agradezco inmensamente que Ellen haya sido la anfitriona de la noche. Fue natural, espontánea, graciosa y de verdad hizo una fiesta de lo que es normalmente demasiado formal para su propio bien o la locura que fue Seth MacFarlane el año pasado. En su monólogo inicial hasta pudo meterse con Liza Minelli y, claro, con Jennifer Lawrence. Hasta pidió pizza y la repartió en vivo con un verdadero repartidor de pizza que estoy seguro llamó a sus padres y les dijo “¿Se acuerdan cuando se quejaron que sólo fui un repartidor de pizza?”

Ah y por si fuera poco, esto pasó: la foto más retuiteada de la historia. Mucho más que aquella. En serio, por un rato destruyó Twitter.

Qué genial. :)

El momento que muchos venezolanos esperaban ocurrió desde el principio. Hubo una campaña en Twitter pidiéndole a muchos actores que alzaran su voz por lo que estaba sucediendo aquí durante la ceremonia, lo suficiente como para que nuestra flamante ministra de Comunicaciones dijera que “extremistas de derecha” iban a “atacar a Venezuela” desde la ceremonia. Woman please… Al final sólo fuimos mencionados una vez… pero fue durante un discurso tan perfecto, que para mí, una vez bastó.

Jared Leto, quien se había tomado seis años lejos de la actuación para dedicarse con mucho éxito a su banda 30 Seconds To Mars, ganó como Mejor Actor de Reparto por su excelente interpretación como Rayon, el transexual enfermo de SIDA que se asocia con el homofóbico electricista Ron Woodruff (Matthew McConaghey) para tratar de conseguirle medicinas a los seropositivos en Dallas Buyers Club. Y su discurso de aceptación fue casi perfecto: no sólo le agradeció a su madre para empezar –una bellísima mujer que pertenece ella misma en una película, y que para rematar crió dos hijos ella sola (su otro hijo, Shannon, también estaba allí y recibió sus propias gracias también)—sino que se lo dedicó tanto a los 36 millones “que perdieron la batalla con el SIDA” en el mundo como a nosotros.

“A esos soñadores que nos están viendo esto esta noche alrededor del mundo en sitios como Ucrania y Venezuela, quiero decirles que mientras luchan por hacer sus sueños realidad, vivir lo imposible, estamos pensando en ustedes esta noche”. Dios te bendiga, hermano.




Claro no todos estuvieron tan felices, pero era de esperarse.

Mi segundo discurso favorito fue el de Lupita Nyong’o. Sepan esto: hace un año esta keniana nacida en México estaba luchando por conseguir trabajo. Anoche Liza Minelli la abrazó. Fue ver todos sus sueños cumplidos, fue ver la más pura de las felicidades. Que Dios se apiade de tu pétreo corazón si ni medio moqueaste con este discurso.



Y el empate: cuando Matthew McConaghey, un hombre que ha estado en auténticos bodrios como Los Fantasmas de Mi Ex y Sahara, cosas superficiales como Cómo Perder A Un Hombre en Diez Días, remató un año de increíbles actuaciones (en serio, busquen Mud, busquen Killer Joe, vean esa escena en Wolf of Wall Street, vean Dallas Buyers Club  si no lo han hecho, y por amor al Creador actualícense con True Detective) de la única manera que podía: ganándose un Oscar. En su discurso de agradecimiento, fue creativo, fue divertido, dejó todo lo tejano fluir por todas partes, y lo cerró con su clásica línea de Dazed & Confused. Que tipazo. (Lo siento mucho por Leo, pero le quedó muy bien felicitar a Matthew camino al escenario.)



No quiero decir a estas alturas que la noche pasó perfectamente. El momento más “opolDeox” se lo llevó John Travolta. Repite conmigo, hijo: IDINA MENZEL. I-DI-NA. No Adela Dazeem. Aunque esta cuenta de Twitter casi hizo que valiera la pena. Me pregunto si fue la arrechera lo que hizo que la actuación de Menzel interpretando “Let It Go”, la ganadora de la noche, no fuera tan perfecta como esperaba. Pero igualmente puedo decir que las actuaciones musicales de la noche estuvieron increíbles. U2 con “Ordinary Love” nos recordó por qué siguen siendo reyes; Karen O con Ezra Koening soltaron “The Moon Song” (de Her) de la manera más perfecta posible; Bette Midler sacando muchas lágrimas con “Wind Beneath My Wings” al final de los obituarios (entiendo que no incluir a Alain Resnais, padre de la nueva ola francesa, de repente fue porque no dio tiempo, pero chamo, no incluir a Dennis Farina…).

Sin duda las dos actuaciones musicales favoritas lo fueron por razones completamente distintas. Primero fue Pharrell y su sombrero poniendo a todo el mundo, bueno “happy” con la irrestiblemente pegajosa “Happy” de Mi Villano Favorito 2, empezando con Lupita Nyong’o, siguiendo con Meryl Streep y terminando con Amy Adams…
 
“Happy” con Pharrell en los Oscar


…y luego fue la impecable rendición de Pink de “Over The Rainbow” en el homenaje a los 75 años de El Mago de Oz. Aún tengo escalofríos.

Pink canta “Over The Rainbow”

Los presentadores dieron lo mejor de sí, como siempre, pero aparte de John Travolta (en serio hijo, ¿te costaba ensayar el nombre?), sólo Matthew McConaughey con Kim Novak –ninguno de los dos parecía saber qué decir—fueron realmente dignos de un “ok basta”. Jamie Foxx con Jessica Biehl presentando los premios a la música fueron divertidos, con Foxx cantando el tema de “Carros de Fuego” mientras Biehl trataba de no reírse, y Jim Carrey demostró que sigue teniendo lo que hace falta al presentar los premios para la animación. El momento más conmovedor fue cuando Bill Murray, acompañada por Amy Adams, presentó el premio a Mejor Fotografía (merecidísimo para Emmanuel Lubezki por su trabajo en Gravity). Como quizá saben, él y su compañero en Los Cazafantasmas, Harold Ramis, quien murió una semana antes, nunca más volvieron a trabajar juntos luego de sus problemas al filmar Groundhog Day. Murray dijo sencillamente: “Ah, perdón, nos olvidamos de uno: Harold Ramis por Caddyshack, Cazafantasmas y Groundhog Day”.Lindo y sencillo homenaje.

La mayoría de los discursos de agradecimiento también fueron aceptables en su mayoría, pero además de los más mencionados, el más simpático fue el de los compositores de “Frozen”, Kirsten Anderson-López y Robert López, aceptando el premio a Mejor Canción. No me importa lo que ustedes digan, fue chévere, bien ejecutado y muy merecido. Y además le otorgó a López el grado EGOT: ya había ganado un Emmy, un Grammy, un Tony y ahora un Oscar. Es sólo la 12da persona en la historia en lograrlo. (Cate Blanchett metiéndose con Julia Roberts al ganar como Mejor Actriz en Blue Jasmine –“hashtag Suck It”—fue también encantador.)

En fin, la ceremonia del Oscar de este año fue un respiro de oxígeno, no sólo para una industria que siempre busca y muchas veces falla en lograr tres horas que valgan la pena, sino para un público venezolano que ansiaba un escape, un oasis en medio de tanta tensión. Respeto a los que optaron por no verla, pero a los que me criticaron por hacerlo, les informo que yo fui uno de los que reportó los disturbios en Maturín. Durante los premios.

#Suckit.

Mientras tanto, en Internet...

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