Corto pero Grueso: Andy (197?)

jueves, junio 20, 2013 | Comments

La sección más breve de los jueves, dedicada a la más breve de las expresiones cinematográficas: Corto pero Grueso.

Mientras esperan para ver Monsters University, disfruten de Andy, el cortometraje que su director, Dan Scanlon, hizo cuando estaba en bachillerato.

Segundas Vistas: El Artista

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artistHora de visitar a un viejo conocido que había causado muy buena impresión la primera vez que nos conocimos. Vamos a ver, si el año en que Hollywood nos regaló sus Oscar más autocomplacientes fueron justificados o no.

Di lo que quieras de El Artista, así sea que no te gustó la primera vez que la viste, que es señal, creo yo, que sólo conoces el nombre “Chaplin” por vagas referencias. Pero hay que admitir que, en la era de ese pensamiento (“¿Blanco y negro? ¿Muda? Mmm, no sé”, fue la reacción cuando invité a verla en el cine), que haya sido el éxito de taquilla que fue, aes admirable. Sí, sus 44 millones de dólares palidecen en comparación a los 381 millones del gran éxito de 2011 (Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 2), pero considérese que The Artist tuvo un presupuesto de 15 millones. Y era francesa. Y en blanco y negro. Y muda.

Una segunda visita a una película harto conocida te permite captar las sutilezas que a lo mejor no viste antes por estar pendiente de la trama y las actuaciones. Sí, ya lo sabemos: George Valentine, un exitosísimo actor de películas mudas (Jean Dujardin) ve su mundo caerse cuando las películas habladas o “talkies” llegan, algo que una joven estrella, Peppy Miller (Bérénice Bejo), aprovecha al máximo. Pero fíjense con cuidado, y verán cómo el director Michel Hazanavicius inserta sutiles referencias a eventos posteriores, detalles para realzar acciones presentes y homenajes a elementos claves del cine mudo.

El menos sutil de todos es por el que hay que empezar, la mayor razón por la que esta película funciona, claramente basado en la leyenda Douglas Fairbanks: Jean Dujardin. El actor francés de 41 años recién cumplidos destila todo el encanto y carisma de una estrella del viejo Hollywood por todos lados, desde esa ganadora sonrisa hasta sus expresivos ojos y cejas. Ya él era una estrella en su natal Francia gracias a la serie de sátiras de películas de espía OSS 117; ojalá su Oscar por El Artista le traiga todo lo bueno que se merece. Pronto lo veremos junto a Leonardo DiCaprio bajo la dirección de Martin Scorsese en The Wolf Of Wall Street; ¡se rumora que será el protagonista de una biografía de Carlos Gardel!

Igualmente, la franco-argentina Bérénice Bejo tiene el ángel de todas esas jóvenes estrellas de los años 20, tanto que es difícil limitarse a una sola para compararla. Es todas y ninguna en particular; por eso funciona tan bien. Su química con Dujardin da luz a un amor sincero; casi que sentí que Hazanavicius (su esposo en la vida real) debería sentirse celoso. Y sin embargo (spoiler alert) fíjense que no se besan una sola vez en toda la película. Lo más cerca (además del abrazo cercano al final) es la tierna escena donde ella entra en su camerino y juega con su traje (homenaje a la silente 7th Heaven de 1927, donde hay una parecida).

Hablando de esa escena, fíjense en el afiche de una película que se ve en el camerino: The Thief Of His Heart (La Ladrona de Su Corazón). No es coincidencia, pues Hazanavicius insertó varios de estos afiches para realzar la trama en ese momento. También vemos The Lonely Star (Estrella Solitaria) cuando George cruza tristemente una calle, o Guardian Angel justo después de una fatídica subasta. ¿Y al principio, durante la película A Russian Affair, el personaje de Valentine no dice repetidamente “Nunca hablaré", nunca”? Miren el número de la habitación donde luego es hospitalizado: 27. El último éxito de Valentine fue, precisamente, 1927.

Pero es la escena de la escalera, donde George y Peppy se vuelven a encontrar luego de filmar una película juntos, la que dice tanto sobre lo que les espera a ambos. Él está bajando, ella está subiendo. Ella está de blanco, él un sombrío gris. Cuando se despiden, ella le silba, y al voltear, ella baila feliz. Él no puede sino sonreír, encantado. Y al final, una genial escena de danza, en el mismo estudio donde Debbie Reynolds y Gene Kelly ensayaron para Singin’ In The Rain. Y es casi la misma magia. (Más les vale, luego de cinco meses ensayando.)

Y cómo olvidarnos del actor que se roba la película: Jack el perrito. Como nuevo dueño de un perro (mezcla de Jack Russell, como Uggie, con Schnauzer), la presencia de Jack –en realidad interpretado por tres perritos pintados para que parecieran el mismo—me da un nuevo significado a toda la trama. Por supuesto que George (otro spoiler) no iba a morir en el incendio, ni se iba a suicidar al final; porque la gente con perros, menos uno tan encantador como Jack, simplemente no se suicida. No está en su carácter.

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Dada la aparente sencillez de El Artista, bien podría un alma cínica descartarla como un empeño en querer vivir de la nostalgia. Pero en realidad, no sólo tiene una hábil manera de contar la historia, hace algo que demasiados pocos cineastas hoy en día no hacen, a menos que su nombre rime con Tristofer Colan: toman un riesgo. Porque ganó cinco Óscares siendo una película contemporánea muda. Y en blanco y negro. Con actores desconocidos. ¿Y ya dije que muda?

Aprovechen y búsquenla, a partir del 16 de junio, por Max.

Man Of Steel: Sip, frío como el acero

martes, junio 18, 2013 | Comments

man_of_steel_ver6Mientras que Marvel ha disfrutado de un éxito fenomenal con sus películas, que han salido sin pele cada año mínimo de a dos para dejar la taquilla vuelta leña, DC Comics (propiedad de TIME/Warner) aún no ha logrado descifrar qué es lo que hace la competencia para que sus películas sean tan exitosas. Con la sola excepción de la trilogía del Caballero Oscuro dirigidas por Christopher Nolan, la única película de un personaje de DC que ha salido en los últimos años –Green Lantern—fue un rotundo fracaso en taquilla y crítica. De modo que supongo que era lógico que intentaran capturar la gloria con el superhéroe que lo empezó todo. ¿Pero es suficiente?

La historia que todos conocemos recibe un ligero retoque, un punto muy a favor del director Zack Snyder, el productor Christopher Nolan y el guionista David S. Goyer. El principal científico del planeta Kriptón, Jor-El (Russell Crowe) ha advertido que el planeta está a punto de colapsar, y para ello prepara el escape de su hijo Kal-El, el primer kriptoniano nacido de parto natural en vez de construido genéticamente, a otro planeta. Un golpe de estado del líder militar de Kriptón, el general Zod (Michael Shannon), acelera sus planes antes que su mundo sea destruido.

decenteTreinta años después, vemos a Kal-El, ahora llamado Clark (Henry Cavill) por sus padres adoptivos Jonathan y Martha Kent (Kevin Costner y Diane Lane), tratando de encontrar su lugar en el mundo, luego de una traumática infancia donde no entendía por qué era tan distinto a los demás sin poder manifestarlo. Ahora Zod lo encontró, y con la ayuda de una decidida reportera (Amy Adams), debe defender el mundo que lo adoptó y sus habitantes, además de convencerlos que él tampoco es una amenaza.

Vamos a responder la pregunta que hicimos de una vez. Sí, esto sin duda le da el aire nuevo a la franquicia de Supermán que el bodrio anterior no pudo ni medio pensar en darle. En comparación a Superman Regresa, esta es una verdadera película de cómics, con enormes escenas de acción y finalmente una visita a Kriptón, con todo y su fauna, así como numerosas referencias a los cómics (un premio para el que descubra la conexión con Batman. Está ahí, ¡lo juro!). Pero como primera entrada en una franquicia (y por Dios, ¡la segunda podría venir el año que viene!), hay cosas que necesitan ser pulidas.

Aunque es una película de dos horas y media, nunca se sintió realmente lenta, pero las secuencias de flashbacks en el segundo acto no fueron manejadas tan bien como deberían (eso sí, muy bien cómo muestran a un joven Clark Kent adaptándose a sus sentidos captándolo TODO a la vez –algo que luego sería muy bien usado después). Y aunque visualmente es impresionante, Snyder definitivamente no sabe cómo bajarle dos, con la excepción del último flashback, con Clark jugando con su perro. Y sobre todo, este no es Supermán, por las múltiples fallas que muestra. No puedo explicarles bien por qué sin echarles a perder la película si no la han visto, pero ante todo, Supermán es un PROTECTOR. Ante todo está pendiente de salvar vidas, de evitar que la gente salga lastimada. Aquí cambian esa noción por la grandiosidad del espectáculo. Luego de dos días, finalmente entendí por qué esa batalla final con Zod me molestó tanto, y necesité de este artículo de Devin Faraci en Badass Digest para darme cuenta: en The Avengers, la destrucción de Nueva York se limita a un par de cuadras, y los mejores momentos son cuando los ves protegiendo a civiles inocentes. Aquí, como se lamentan en Wired, “venden el alma de Supermán para espectáculo”.

Sin embargo, no se puede negar la excelencia de los actores para cada papel. Henry Cavill repite lo que le pasó a Christopher Reeve de ser un relativo desconocido a mostrar toda la humanidad de Supermán, aunque necesitábamos más Clark Kent. Adams nunca puede hacer nada malo en mis ojos, y aquí rinde homenaje a todas las Luisa Lane del pasado a la vez que las deja en el suelo (con excepción de Margot Kidder). Russell Crowe tiene la misma callada dignidad del Jor-El que esperamos a la vez que tiene la oportunidad de ser un tipo arrecho, y si a estas alturas no eres fan de Michael Shannon (si no sucedió en Revolutionary Road y no eres de los que han tenido la suerte de ver Take Shelter) y su general Zod no lo hace, entonces no sé qué coño hay que hacer contigo; es sencillamente brutal sin caer en lo grandilocuente del típico villano de comiquita. Bien por Kevin Costner haciendo del reflexivo Kevin Costner que hace tan bien como Papá Kent; Diane Lane es excelente pero siento que este papel lo pudo haber hecho cualquiera. Y Laurence Fishburne siempre será genial, como el nuevo Perry White, editor del diario El Planeta; me gustó en particular su química con Adams, su dinámica de trabajo. (¿Por qué ningún Jimmy Olson?)

Quiere detenerme un poco más en Shannon porque creo que Zod es el personaje mejor logrado. Más allá de lo amenazante que es –y Shannon sabe hacer amenazante nada más con estar parado ahí—las motivaciones de Zod hacen que cuestiones sus métodos pero no sus razones. Como dije antes, en Kriptón dejaron de nacer “al natural” para ser creados con un propósito desde su inicio. Zod simplemente busca cumplir ese propósito por cualquier manera posible. Y creo que en manos de otro actor menos versátil que Shannon, esto podría haber caído firmemente en el terreno del cliché. Pero Shannon muestra a Zod como alguien con una lógica fulminante e implacable con la que es muy difícil discutir sólo a punta de corazón. En serio, gente, Michael Shannon debería estar en todas las películas en todos lados. Busquen sus otros trabajos, me lo agradecerán.

Mientras tanto, ¿vale la pena ver Man Of Steel? Pero de bolas. Es un enorme espectáculo visual, y aunque Shannon se destaque, todo el resto del elenco da lo mejor de sí con un guión, meh, decente. Vamos a ver cómo evoluciona.

Mientras tanto, en Internet...

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