Tron: Legacy: Wooooow, las luces...

martes, diciembre 28, 2010 | Comments

Si han seguido de cerca los Plasma, por muy ausentes que estén, saben que la primera Tron tiene un sitio especial en mi corazón. Pionera en el uso de efectos especiales computarizados, Tron  fue un fracaso en taquilla para Disney, pero ha conseguido una fanaticada de culto respetable, en especial entre geeks que sueñan escapar a su propio mundo dentro de las computadoras. Así que no sorprende que en 2008, cuando en la Comic-Con se anunció una secuela para Tron --en ese entonces llamada Tr2n--, la emoción haya sido literalmente palpable. La tecnología de ahora, lo que significan las computadoras para el mundo hoy en día... ¡Esta iba a ser arrechísima, güón!

Finalmente llamada Tron: Legacy, se estrena en diciembre de este año. ¿Qué tal le fue? Bueno, Disney, déjame decirte una cosa, que ya dije una vez: mi infancia y mi espera se merecían mucho más que esto.

Hace 27 años, el experto programador y dueño de una de las mayores empresas de software del mundo, Kevin Flynn (Jeff Bridges) salió de su casa y nunca más fue visto. Eso dejó a su hijo Sam (Owen Best) solo con sus abuelos, convertido en un rebelde que se mete en problemas sin ningún esfuerzo. Ya crecido (Garret Hedlund) y principal accionsita de la empresa de su padre se ha convertido en un hacker propenso a deportes extremos, algo que preocupa al amigo de su padre, Alan Bradley (Bruce Boxleitner). Un día, Alan le dice a Sam que recibió un mensaje en su beeper --sí, su beeper-- de un teléfono en la vieja oficina de Kevin --un número que no había estado activo en veinte años. Obviamente, Sam investiga --y es absorbido en la Cuadrícula, el mundo que su padre ayudó a diseñar.

De inmediato, Sam es obligado a pelear en una especie de arena, anets de ser lelvado ante una versión joven de su padre, un programa inteligente llamado Clu, que se ha convertido en el regente de la Cuadrícula. En lo que constituye la mejor secuencia de la película, luego de una alucinante carrera de motos de luz, Sam escapa gracias a la ayuda de Quorra (Olivia Wilde), una misteriosa guerrera discípula de su padre que los ayudará a... obvio... salvar al mundo.

Creo que hay que estar claro: uno va a entrar a una película de estas pendiente de la acción, la visión y todo eso. Y no hay que negarlo, Tron: Legacy te da todo eso en creces. Su director, Joseph Kosinski, es un arquitecto graduado y ha dirigido varios comerciales muy impactantes, de modo que el hombre sabe construir un mundo sin ningún problema. Como ya dije, la sola carrera de motos de luz es emocionante y hermosa de ver, y cada set, cada escenario se ve real. Y fiel al estilo más dinámico de la actualdiad, las peleas de discos y los vehículos son mucho más dinámicos que la original de 1982.

Pero algo que tenía esa primera película era tratar de predecir lo mucho que las computadoras dominarían nuestra vida, en especial cómo podía haber un mundo aparte dentro de ese misterio que era las entrañas de una computadora, además de sus primeros intentos de animación computarizada. Uno de sus principales encantos era que, fiel al estilo de los 80, no se tomaba tan en serio.

Tron: Legacy, en cambio, vive en un mundo donde las computadoras son una parte vital de nuestra vida, qué con Internet, las redes sociales, YouTube, los avances en gráficos computarizados... y no hace ninguna reflexión al respecto. Esta película es más afín a Episodio I que a su precuela, pues tiene algo que ver con una nueva forma de vida, el elegido, el sabio místico, geniales efecos especiales que dar una reflexión sobre cómo las computadoras funcionan en nuestras vidas. justo ahí hay un dispositivo para hacer que Clu sea una verdadera amenaza: imaginen que vaya a infectar cada computadora del mundo. Usando Twitter, por ejemplo. O Facebook. (Bueno, quizá no.) En cambio, hay algo sobre una purga... y un ejército... y reprogramaciones extrañas... y wooow las luces...

Como han visto en el trailer, lo que más aprovecharon fue la tecnología de animación para hacer que Clu sea un Jeff Bridges de los 80, con todo y el peinado y los gestos. Sí es todo un logro, pero habría sido más impresionante si se hubiera usado nada más para Clu; comop es un programa, no importa que se note que es una animación. Pero pasa que la película empieza, como también vieron en el trailer, con un joven Kevin Flynn contándole historias a su pequeño hijo --y bueno, es un Jeff Bridges computarizado y se nota. Cuando vemos a Clu, ya el efecto sorpresa fue arruinado; la impresión no está ahí. No ayuda el hecho de que Bridges parece estar cobrando un cheque; no está haciendo un gran esfuerzo (aunque considerando que es él, eso no es tan malo).

Las otras actuaciones no son mucho mejor, en egeneral; son un tanto promedias, en general. Garret Hedlund no está ahí para actuar, al igual que Sam Worthington no estaba ahí para actuar en Furia de Titanes. Está ahí para verse cool; es un actor novato (que no es lo mismo que un no actor) y se le nota. Igual va para Olivia Wilde: está ahí para verse sexy. Sin embargo, ella hace un esfuerzo para no ser simplemente ni la peleadora sin alma ni la dama en peligro. El único que de verdad se luce es Michael Sheen (Frost/Nixon, The Queen, Underworld), quien hace de un dueño de un bar virtual llamado Castor que parece un David Bowie que se ha tomado una metamfetamina de más. Este pana es de verdad increíble: puede estar en una cotufera como esta o la primera y tercera de la saga Underworld o una seria como Frost/Nixon (donde hizo del entrevistador David Frost) o ser Tony Blair en The Queen y lucirse igualmente. Lamenté que no etsuviera más tiempo en pantalla de lo que estuvo. (Ojo con la aparición de Cillian Murphy en las primeras escenas como Edward Dillinger, hijo del villano de la primera.)

Algo que no peudo dejar de destacar es la alucinante banda sonora cortesía del dueto electrónico DFafty Punk (que de paso tienen una pequeña aparición en la peli). Esta bien puede ser la unión perfecta entre una película y un dúo; es decir, ¿quién más pudo haber compuesto la música de un film así? Nadie, tan fácil como eso. Es la grandiosidad mezclada con ritmos tecno que hace cada escena de acción aún más memorable que sus solos efectos especiales. Es una banda sonora increíble y espero que se gane una nominación al Oscar.

Por supuesto, a pesar de todas sus fallas, la gente igual va a ver Tron: Legacy para desconectarse del mundo conectado. Ya se anunció una secuela (y se anunció un teaser en el DVD) y habrá una serie animada. Pero olvídense: Tron: Legacy es más pinta que corazón, y eso la hace una desilusión.

Y sólo porque soy pana, aquí les dejo el videoclip oficial de la banda sonora: "Derezzed", por Daft Punk.


Plasma de Miércoles E73: It's a Wonderful Life (1946)

miércoles, diciembre 22, 2010 | Comments

its_a_wonderful_lifeHay clásicos, hay grandes clásicos, y luego hay clásicos que la Historia (y la televisión gringa) no dejan morir. A esta última categoría pertenece It’s a Wonderful Life, una fija en la programación estadounidense en la época de Navidad desde hace más de treinta años y que aún sigue conquistando corazones con cada nueva transmisión. No es poca cosa que además haya hecho de su protagonista un ícono del cine mundial.

George Bailey (Jimmy Stewart) es un bondadoso y soñador empresario que aspira al día en que podrá conocer al mundo y dejar atrás al pueblito que lo vio nacer. Pasa que siempre pasa algo que lo obliga a quedarse, y tanto dejar sus sueños atrás lo está empezando a frustrar y mucho. Ya sea el triunfo en la universidad, salvar pequeños negocios del ambicioso señor Potter (Lionel Barrymore –sí, el abuelo de Drew) o enamorar a la hermosa Mary Hatch (Donna Reed), parece que George nunca saldrá de la vida pueblerina. ¿Pero es eso tan malo? George así lo llega a creer, incluso deseando nunca haber nacido. Hasta que un ángel (Henry Travers) tiene la misión de convencerlo de que la vida es, en realidad, maravillosa, antes que decida cometer una estupidez.

Hay tantas cosas hermosas de esta joya del cine que es difícil hablar de una sola. Primero que nada, esta fue la última gran película del director Frank Capra, la primera y única vez que produjo, financió, dirigió y co-escribió una de sus películas, quedando después tan desencantado con el negocio que nunca se atrevió a intentar algo así jamás. Segundo, mezclando el más ligero toque de fantasía con el personaje de Clarence el ángel, el guión aún no suelta la sensación que se está viendo una historia salida de la reciente Depresión, aún después del gran triunfo estadounidense de la Segunda Guerra Mundial.

Pero es destacable que esta es una película estadounidense que parece ser el gran discurso en contra del capitalismo. Aquí predomina el pequeño negocio, en especial la agencia de ahorro y préstamo de George, en contra de la avaricia del señor Potter. Nadie quiere hacerse rico, sólo quiere sobrevivir y ser querido. Y George pierde una y otra vez la oportunidad de tener holgura económica para poder salvar el pueblo de las manos de Potter. ¡Quién lo diría!

Si comparan la actuación de Jimmy Stewart aquí con cualquiera de una época parecida, digamos la de Humphrey Bogart en Casablanca, verán que este no era un actor tradicional. Mientras que Bogie era toda dureza, Stewart le brinda una mucha mayor naturalidad a su estilo, donde te olvidas que estás viendo a un artista y más bien estás viendo a un personaje. Stewart te matará de la risa para luego partirte el corazón, a veces en el lapso de un cambio de mirada. Es una de las grandes actuaciones de la historia, y ustedes se sentirán mejores personas luego de haberla visto.

Sin duda diseñada para brindar un mensaje positivo en tiempos inciertos, It’s a Wonderful Life es una película que simplemente no envejece. Mucho les recomiendo que, si tienen una oportunidad, traten de conseguir esta película o vean si la pasan en televisión, y véanla con su familia. Y de parte del Cine Tuyo, Mío y Vuestro, una muy Feliz Navidad para todos.
It’s a Wonderful Life



DATOS CURIOSOS
  • Hay una escena donde tanto George como Mary están tratando de romper ventanas en una vieja casa lanzando piedras a varios metros de distancia. Frank Capra contrató a un tirador experto para romper la ventana por Donna Reed (quien hacía su debut en el cine), por si acaso. Ante el estupor de todos, ¡Reed lanzó la piedra como una beisbolista profesional y rompió el vidrio sin ayuda!
  • En 1947, un analista del FBI incluyó un reporte en un memorándum llamado “Infiltración comunista en la industria del cine moderna” citando una fuente que dijo que el intento de desacreditar a los banqueros en la película era una táctica “frecuente” de los comunistas.
  • En la escena del teléfono, donde George finalmente se declara a Mary, Jimmy Stewart estaba muy nervioso, pues era su primer beso en escena desde que regresara de la guerra. Sin embargo, la filmó en una sola toma sin ensayos, y salió tan bien que parte del abrazo debió ser cortado, pues fue considerado demasiado apasionado para los censores.
  • El rol de George Bailey iba a ser originalmente para otra leyenda de la época, Cary Grant, cuando la película estaba siendo desarrollada en otro estudio. Cuando Capra heredó el proyecto, reescribió el papel para Stewart, quien luego lo llamaría su papel favorito. (El papel del señor Potter iba a ser para Vincent Price).
  • Fue el propio Lionel Barrymore quien convenció a Jimmy Stewart que intrepretara a George Bailey, pues éste consideraba que no estaba listo por estar tan recién llegado de la guerra.
  • El Instituto Americano del Filme (AFI) considera esta la película inspiradora no. 1, la más poderosa, la tercera mejor del género Fantasia y la 20ma. mejor película de todos los tiempos.

La Red Social: Querrás hacerte amigo de esta película

sábado, diciembre 04, 2010 | Comments

social_network_xlgHay un problema inherente a todas las películas que están “basadas en hechos reales”, como ya dije en una ocasión: no hay manera de saber hasta qué punto la ficción y la realidad se diluyen en una sola, y de qué manera el guionista se pueda haber tomado ciertas libertades para hacer la historia un poco más dinámica. En el caso de Red Social, Aaron Sorkin dijo libremente que, a la hora de escribir su guión, nunca habló con Mark Zuckerberg, nunca lo conoció siquiera, sólo se basó en lo que leyó en el libro The Accidental Billionaires del periodista Ben Mezrich, y se supuso la clase de persona que tendría que ser un chamo de 23 años que en menos de un lustro fundó un fenómeno de Internet que no deja de crecer y lo ha convertido en el multimillonario más joven del mundo. El mismo Mezrich ha admitido que se tomó mínimas libertades a la hora de escribir el libro, pero jura que la gran mayoría es verdad. Honestamente, no importa: de la mano del director David Fincher (Seven, El Curioso Caso de Benjamin Button, Zodiac) y del productor Kevin Spacey (sí, el actor), Red Social es una fascinante, aunque a veces lenta, mirada dentro de la psique de un jdecenteoven socialmente torpe que, como no pudo adaptarse al mundo, decidió crear un mundo propio.

La película abre con Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg) teniendo su corazón arrancado del pecho y arrojado por la poceta por Erica Albright (Rooney Mara). En realidad nadie puede culparla –bueno, YO no puedo culparla— pues el tipo es un patán. En medio de un despecho, muchas cervezas y rabia, decide, con la ayuda de su amigo Eduardo Saverin (Andrew Garfield, futuro Hombre Araña) crear un sitio web nuevo donde se evaluarán todas las mujeres de la universidad. En poco tiempo, hay 21.000 estudiantes metidos en la red de Harvard a punto de volverla añicos.

Eso llama la atención de los hermanos Tyler y Cameron Winklevoss (ambos interpretados por Armie Hammer) y Divya Narendra (Max Minghella), ricos niños estudiantes de Harvard, que quieren que les diseñe un sitio web que sea como una especie de club de amigos, tipo los clubes exclusivos de Harvard a donde Mark quiere pertenecer desesperadamente.

Corten al futuro: los Winklevoss y Narendra están demandando a Mark porque dicen que les robó la idea de su página y la usó para crear Facebook. Eduardo lo está demandando porque dice que Mark se dejó deslumbrar por Sean Parker (Justin Timberlake), creador del sitio de intercambio de mp3 Napster, y lo sacó del negocio. Como dice la promoción, no puedes tener 500 millones de amigos sin crear unos enemigos.
Puedo decir de una vez que, aunque es casi seguro que reciba una nominación a mejor película en los Oscar, le tengo muchísima más fe a que reciba un guión, pues muy al estilo de Aaron Sorkin, este es un guión extraordinariamente bien escrito. Los diálogos pueden ser a veces un poco rápidos –de hecho, a veces demasiado rápidos— pero sin duda lógicos y bien estructurados, y, oh gran placer para mí, no siempre contado de una manera lineal.

Y un buen diálogo tiene que salir de buenas actuaciones, y ellas abundan aquí. Hammer tiene sin duda el mayor reto, al tener que interpretar dos papeles sutilmente distintos “a la vez”, pero son Garfield y Eisenberg los que se llevan la torta sin ninguna duda. El segundo, quien muchas veces ha sido comparado con el más popular Michael Cera, sin duda pone esas comparaciones a dormir aquí, mostrando una determinación y una seguridad de sí mismo que yo ni sospeché existía cuando lo vi en comedias como Zombieland  o Aventureland (aunque fue muy bueno en ambas). Su retrato de Zuckerberg, suponiendo que sea cierto, muestra a un chamo que, a pesar que logró el mundo, siempre termina en la parte de atrás de la fiesta, sin ningún amigo verdadero. Aquí es donde ves que Garfield tiene muchas más oportunidades de lucirse, quizá porque su personaje es el más complejo. Eduardo Saverin fue el único amigo de un tipo que parecía no ser capaz de tener amigos, y no sabía exactamente qué hacer con su vida, quizá un poco intimidado por los millones que se le estaban prometiendo.

Timberlake, por su parte… De verdad que aún no sé qué pensar de este pana como actor. Lo veo en Saturday Night Live y me mata de la risa, pero cuando tiene que hacer trabajo más serio es variable. Hizo un trabajo decente en Black Snake Moan, pero aquí me parece que está demasiado consciente de que está interpretando un papel. Muchas veces me parece que está actuando como un adolescente, otras simplemente como un bolsa. Los momentos en que lo hace mejor es cuando trata de hacerlo natural, sin fingir angustia o ser chico malo.

Lo que sí le critico a Fincher es que, al igual que le pasó en Zodíaco, se vuelve demasiado meticuloso y se para en demasiados detalles, lo que hace que la película más bien pareciera asistir a clases de negocios o algo. Eso sí, el hombre sabe crear tensión en una escena como pocos, y cuando su cámara y los diálogos de Sorkin se integran hay verdadera magia: las competencias de remos, la furiosa noche de blogueo y escritura de código, las reuniones de negocios…

Peter Travers de Rolling Stone llama a The Social Network “la película que refleja una generación” en su reseña, y es difícil discutir con él. Hay demasiado en ella que refleja cómo estamos actualmente obsesionados con estar permanentemente conectados y hemos hecho de nuestras vidas un club privado, donde pensamos que cualquier cosa que digamos o hagamos es lo bastante interesante para regarse al mundo. Si hay algo que Fincher logró, es plasmar esa obsesión efectivamente y hacerlo lo suficientemente interesante. Ahora no puedo esperar a que hagan la película sobre Twitter…

(O mejor no…)

Mientras tanto, en Internet...

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